Imagen en movimiento

Ricciotto Canudo postuló el cine como el séptimo arte considerando que de esta manera nacía el arte total, la plástica en movimiento, el alma de la modernidad y que reunía y conciliaba en su lenguaje y expresión la dimensión plástica de la pintura, la arquitectura y la escultura y la dimensión rítmica de la danza, la música y la poesía. Otros más tarde, cuando ya había cumplido sus primeros 100 años de vida, sencillamente dijeron que era luz. Nuestro universo esta constituido en gran parte por él y nos resulta una herramienta fundamental en la comunicación e incluso una forma de conocimiento. Por esto y por mucho más el cine (Kina) es, fue y será una pasión que nos construye en muchos aspectos día a día y esta pasión es la que nos reúne en este espacio de crítica y análisis.



“Quereme así, piantao, piantao, piantao... Abrite los amores que vamos a intentar la mágica locura total de revivir... ¡Vení, volá, vení!


La felicidad trae suerte
Título Original: Happy go lucky
Director: Mike Leigh
País: UK
Año: 2008
Intérpretes: Sally Hawkins, Eddie Marsan

La película nos invita a conocer a Poppy, una mujer de 30 años que vive con una positiva y muy optimista actitud, siempre bien dispuesta y alegre. Ella vive en Londres, es maestra de una escuela primaria y rara vez pierde la sonrisa de su cara.

Desde la apertura ya se muestra la peculiaridad de Poppy, llega sonriente en bicicleta a una biblioteca, deja su bicicleta sin cadena de seguridad y entra. Solo ver al muchacho que atiende allí le despierta automáticamente comentarios y gestos simpáticos hacia él que visiblemente la ignora con cierta intolerancia. Una vez que sale de allí se da cuenta que le robaron la bicicleta y lejos de gritar, protestar, insultar o armar un escándalo, Poppy se lamenta en voz baja, se resigna y sigue camino.

Al principio prejuiciosamente se puede ver a Poppy como alguien raro, extraño, con buenas intenciones, sin dudas quiere ayudar al prójimo (su violento instructor de manejo, su alumno, etc) pero que no puede escapar de sí misma. Ella es extravagante, llamativa, sonríe todo el tiempo y a la vez tiene recursos para enfrentar la adversidad, aboga por el diálogo y la tolerancia que pone en práctica.

Poppy se comporta en ocasiones de manera inmadura y su mayor contrincante resultara ser Scott, su neurotico instructor de manejo con el cual peleara sin dar tregua y sin ceder ante reclamos porque en su “mundo” se encuentra a gusto con su independencia, su trabajo en la escuela y su incondicional amiga Zoe. Sin duda Poppy no siente la presión de una adultez seria y por el contrario da rienda suelta a su buen humor. Se construye así un film algo extraño, poblado de escenas un tanto misteriosas, incluso de dudosa justificación narrativa como el diálogo con un linyera, atravezado por situaciones bizarras, un desarrollo sin conflicto aparente y una protagonista tan optimista que a veces resulta insoportable pero que logra afirmarse en sí misma.

MC

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