Imagen en movimiento

Ricciotto Canudo postuló el cine como el séptimo arte considerando que de esta manera nacía el arte total, la plástica en movimiento, el alma de la modernidad y que reunía y conciliaba en su lenguaje y expresión la dimensión plástica de la pintura, la arquitectura y la escultura y la dimensión rítmica de la danza, la música y la poesía. Otros más tarde, cuando ya había cumplido sus primeros 100 años de vida, sencillamente dijeron que era luz. Nuestro universo esta constituido en gran parte por él y nos resulta una herramienta fundamental en la comunicación e incluso una forma de conocimiento. Por esto y por mucho más el cine (Kina) es, fue y será una pasión que nos construye en muchos aspectos día a día y esta pasión es la que nos reúne en este espacio de crítica y análisis.



¿Luz del Alma?

Eat, Pray, Love
Dirección: Ryan Murphy
País:
USA
Año:2010
Elenco: Julia Roberts, Javier Bardem, Billy Crudup, James Franco.




Liz viaja a Bali por trabajo y a su retorno se da cuenta que es infeliz, que su matrimonio no funciona y que su vida tiene que cambiar de rumbo. Ella es escritora, tiene unos cuarenta y algo de años y buen pasar económico. En busca de nuevas aventuras Liz emprende un viaje por el mundo para reencontrarse a sí misma.

Hay que destacar en principio que la fotografía de la película es preciosa, los paisajes y lugares que Liz visita: Italia, Bali, etc., son bellos y de un cuidado visual muy correcto.

La trama no parece alcanzar la profundidad emocional a la que quizás aspire, siendo que se narra una experiencia de introspección y profundo autoconocimiento. Julia Roberts compone un personaje, Liz, que a pesar de querer librarse de ataduras, para centrarse en ella, en su derrotero espiritual, procede siempre con tanta rigidez y frialdad metodológica (como buena norteamericana que es) que casi se opone al objetivo con que emprende el viaje. Como ejemplo de ello, sobre el final del film se reiteran escenas donde se recrimina no estar meditando lo suficiente, no estar obedeciendo a su maestro Ketut o incluso que por culpa de vivir un romance se perjudica a si misma, por que se perdería.

Son pocos los momentos donde se conecta verdaderamente consigo: algunas tomas de ella meditando o cuando después de hablar con su amiga italiana, decide disfrutar su comida y se sirve toda una mesa en el piso, pero estas no abundan.

Javier Bardem compone con mucha emoción a Felipe, un hombre brasilero que se conmueve, que es pasional y que llora al ver a su hijo por ejemplo, diametralmente distinto a Liz, llegando al punto de reclamarle a ella, ya en el pináculo de su romance, algo de lo expuesto en los párrafos anteriores.

En resumen, la introspección de Liz, viene de fuera de ella, la búsqueda de “su palabra” parece más complejo que de de antemano. Para más datos, cuando se precipita el final del film y ella va a despedirse de Ketut, este le brindará más revelaciones sobre sí misma que nuevamente cambiarán el rumbo de ella vertiginosamente.

Un círculo narrativo se enlaza, una "palabra" aparece de su propia voluntad, un final, que es un recomienzo y que no escatima una trama muy de género comedia romántica, que ciertamente nos deleita con paisajes espléndidos pero que no alcanza a conmover profundamente.

MC

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